lunes, septiembre 2, 2024
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Vincent Bauver y las costas de la Audiencia de Charcas

Entre los principales testimonios franceses sobre las costas de la Real Audiencia de Charcas (hoy Bolivia), destacan el del padre Louis Éconches Feuillée, quien recaló en el puerto de Cobija, en 1711 y Amedée-François Frezier, en 1713. Sin embargo, se encuentra olvidado por la historiografía actual, el relato titulado: ‘Relation d’un voyage au Pérou et au Chili, commencé en noviembre 1706 et fini en mars 1707’, del comerciante Vincent Bervau o Bauver, rescatado por la célebre historiadora Régine Pernoud.
Sobre Bauver, se desconoce todos sus datos biográficos. Partió de Brest (Francia) a bordo del barco ‘Comte de Toulose’, la cual franqueó el estrecho de Magallanes e hizo escala en el puerto de Valparaíso, después Coquimbo y en Santa María Magdalena de Cobija, sobre dicha rada escribió: “no hay otros habitantes en este lugar que un cura que allí vive en ocasiones, y aproximadamente 300 habitantes, que viven en cabañas hechas con estacas o con huesos de ballena, de más o menos 1.20 m de altura, cubiertas por encima y a los lados de pieles de lobos marinos que huelen horriblemente…”.
Luego con sus mercaderías se dirigió a la población de Atacama, para encontrar al gobernador: “…habitado por 10 o 12 indígenas: el lugar es sumamente agradable, y lo atraviesan varios riachuelos bordados de árboles, pero no estaba cultivada la tierra; cené ahí con mis provisiones, pues los indios no podían suministrarme gran cosa…”, apuntó. Como se puede apreciar, fueron significativas sus apreciaciones sobre los indígenas, que concentraban la mayoría de la población.
Consecutivamente, se desplazó a la población de Chiuchiu, la cual describió: “…se ven muchos patos y otras aves a las que no se les caza y están parados en el hielo en las montañas; al ascender un cuarto de legua se ve en las riberas un antiguo pueblo de indios que puede tener media legua a la redonda, y cuyas casas están completas, y solo les falta el techo; todas bajas, están mal acondicionadas, lo cual forma calles con esquinas y recovecos de 4 a 5 pies de ancho…”.
A su regreso a Cobija, nuestro biografiado vio otras embarcaciones francesas con la misma intención de comerciar, pero el gobernador otorgaba su autorización al que le ofrecía mayor ganancia, sobre ello escribió: “…las ventas se pusieron difíciles”.
Con el transcurso de los años, la permanencia de estos mercaderes franceses originó el establecimiento de poblaciones fijas dedicadas al trueque de mercaderías por plata potosina.
Finalmente, el navío ‘Comte de Toulose’ se dirigió al puerto de Arica, Pisco, Callao y Lima. Luego retornó a Francia. Sin duda, las descripciones de Bauver son un testimonio documental invaluable que damos a conocer mediante esta nota.

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