domingo, septiembre 1, 2024
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Las últimas en cerrar y las primeras en reabrir

Nos enfrentamos a un desafío por la crisis educativa. La pandemia ha arrebatado de las aulas de unidades educativas a casi 77 millones de niños durante los últimos 18 meses.
Es fundamental el derecho a ir a la escuela y aprender para el desarrollo, la seguridad y el bienestar de todos los niños. Sin embargo, escuelas permanecen cerradas en muchos países, mientras se mantiene la actividad social en restaurantes, salones, canchas de fútbol y gimnasios.
Esta generación de niños y jóvenes no puede permitirse sufrir más interrupciones en su educación, debemos reabrir las escuelas lo antes posible y recuperar la educación.
Los niños, adolescentes y universitarios deben volver a recibir una enseñanza presencial lo antes posible, ya que el precio por el cierre de las instituciones educativas ha sido devastador para el aprendizaje, la salud y el bienestar de los estudiantes.
Las repercusiones para cada niño, su familia, su comunidad y su situación económica se dejarán sentir durante años. Muchos nunca se pondrán al día, son casi dos años en los que nuestra educación se quedó paralizada.
Aunque el cierre de las escuelas afecta a todos los niños, los más vulnerables son quienes viven en situación de extrema pobreza. Aunque algunos estudiantes han podido acceder a la enseñanza a distancia durante los cierres de las escuelas, muchos han tenido dificultades debido a la falta de medios para educarse. “Por no decir un tercio de los escolares del mundo no tiene acceso a la enseñanza a distancia”, según Unicef.
El cierre de las escuelas ha provocado una reducción de la actividad física y un empeoramiento de la alimentación, un aumento de los niveles de ansiedad y autolesión y la exposición a la violencia doméstica.
Para muchos niños, las opciones ante lo no asistencia a la escuela son el trabajo infantil, el matrimonio infantil y el embarazo adolescente. Una vez que esto ocurre, puede llegar a ser imposible que las niñas o los niños vuelvan a la escuela; mantener a los niños en casa también ha provocado que los padres tengan que dejar sus trabajos, especialmente en países donde las políticas de permisos familiares son inexistentes o su alcance es limitado.
Y esto a pesar de las pruebas que demuestran que, hasta la fecha, las escuelas no han sido un factor determinante en la transmisión de la Covid-19 en las comunidades rurales, áreas periurbanas y urbanas.
Está claro que los gobiernos deben dar prioridad al apoyo a las escuelas y tomar todas las medidas posibles para reabrirlas de forma segura. El futuro de la próxima generación depende de ello.
Por todo ello, “Las escuelas deben ser las últimas en cerrar y las primeras en reabrir”.

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