El gobierno jamás ha dado prioridad a la reconciliación entre ganadores y perdedores, que tanto se requería para lograr, en definitiva, la unidad nacional. O el reencuentro que fue y es necesario para restañar heridas y asumir retos de interés común. Así no lo creen ni lo entienden quienes tomaron las riendas del Poder.
En ese contexto, su guion político fue el supuesto golpe de Estado que se habría ejecutado en el año 2019. Y sus posibles protagonistas fueron perseguidos y encarcelados. Hechos que son de conocimiento de la opinión pública interna y de la comunidad internacional. Acá no se trata de inventos, calumnias ni versiones infundadas.
La protesta social, como consecuencia de algunas leyes anunciadas últimamente por el Ejecutivo, puso en vilo la estabilidad política, en democracia. Puso en evidencia la debilidad del régimen, pese el respaldo que le volvieron a dar organizaciones de tinte azul.
El gobierno atraviesa, indudablemente, uno de sus peores momentos, desde que asumió el Poder, en noviembre del pasado año. Prueba de ello es que sus propios votantes, o quienes representaban el voto duro, se volcaron, por ciertas desavenencias, contra él. Y socavaron las bases de sustentación del gobierno imperante.
Ojalá no caigamos en la espiral de la inestabilidad, donde justos pagarían por pecadores. Donde la gente de escasos recursos económicos se vería en aprietos para sobrevivir en medio de zozobra e incertidumbre. Y donde el empresariado tendría serios problemas para encarar sus actividades. Recordemos que el bloqueo de caminos, ejecutado en 2020 por instrucciones partidarias, ocasionó una pérdida de alrededor de 10 millones de dólares por día a ese sector. Por 12 días de bloqueo, se sumó 120 millones de dólares.
Todo ello se produciría por la testarudez de quienes no quisieron o no quieren escuchar el clamor popular. Porque pretendieron imponer inquietudes cuestionadas por el conjunto ciudadano. Olvidaron que democracia, palabra que proviene del idioma helénico, significa régimen del pueblo o poder del pueblo. De ninguna manera atribuye el poder a determinado partido o sigla política.
De veras que intereses creados frustraron la posibilidad de la reconciliación y el reencuentro nacional. Elementos que son indispensables para edificar la Nueva Bolivia de cara al Siglo XXI. Nunca, desde noviembre pasado, estuvo latente la amenaza de una convulsión social.
Pero el pueblo boliviano siempre ha rechazado toda manifestación violenta, que linda con una actitud destructiva, antinacional y antipatriótica. Como también ha rechazado el sectarismo que, en los últimos años, ha generado profunda división, restando fuerzas a los propósitos de unidad nacional.
Deberíamos extremar esfuerzos, obviando actitudes y discursos innecesarios, en la búsqueda de los irrenunciables objetivos de reactivación económica, de llevar la vacuna a maestros y jóvenes, para detener la pandemia y generar, finalmente, empleo. De esa manera lograremos la liberación de la Patria, de los males que le hacen la vida imposible.
Congratulamos al pueblo boliviano por haberse constituido, en esta hora decisiva, en el instrumento de lucha permanente, por ese afán de construir un futuro llevadero. Reiteramos, al mismo tiempo, nuestra indeclinable vocación de servicio hacia él.
En suma: es el momento de conducirnos con juicio, evitando actos que lindan con el despropósito.
Sus peores momentos
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