Parecería que las experiencias pasadas en muchas décadas no sirven a los políticos que, como hecho normal, se encuentran casi permanentemente enfrascados en discusiones absurdas, sin necesidad alguna. Los que se encuentran en el gobierno, antes de llegar a él y en el actual ejercicio anotaban mucho de lo que necesita la nación, reprochaban lo poco positivo que se avanzaba y el ningún aporte para remediar problemas. Los partidos de la oposición esperaban que el gobierno solucione, de entrada, los múltiples problemas y se encontraron con que no estaban preparados y que ellos, como oposición en el llano, tampoco tienen condiciones para sugerir lo que se debe hacer, porque también ignoran las realidades de la nación.
Es frustrante y lamentable la conducta de los políticos porque sea en el poder o alejados de él, no son capaces de demostrar al pueblo que han estudiado, analizado y sopesado los diferentes problemas, las muchas angustias sobrellevadas desde hace muchas décadas por el pueblo. No saben porque nunca sopesaron qué se debe y puede hacer, cuánto se debe corregir, y cómo cooperar para que el gobierno tome en serio la problemática nacional y emprenda los caminos para solucionar los desafíos que significan los múltiples problemas.
Cuando se analiza a cada partido, se llega a la conclusión –triste y decepcionante– que solamente en el nivel de los jefes se conoce al país, que la militancia, incluidos sus mandos medios, de nada está enterada, nada conoce ni nada entiende y solo sabe de marchas, manifestaciones, reclamos y un vivar permanentemente a su grupo político-partidista. ¡Qué triste papel juegan los que juraron a cada partido! Hay, pues, razón para que ya sea en el gobierno o desde el llano, no sepan ni puedan sugerir y esperan que solo los que fungen como autoridades den los pasos para solucionar algo que han empezado a estudiar.
Por estos procedimientos y conductas no tienen conciencia y complotan contra el país, y sus jefes merecen el reproche de la colectividad por no haber preparado, siquiera mínimamente, a su militancia. Y cuando periodistas, comunicadores y escritores conjuntamente medios de comunicación reclamamos por el poco o ningún aporte de soluciones para los problemas por parte de los políticos, surgen las protestas de los que se sienten afectados.
Cuán interesante y constructivo sería que todos los partidos se reúnan y entre todos examinen todo lo concerniente al país, sus problemas y encuentren remedios; que se conozcan entre ellos y, luego de los “reproches y reconocimientos”, dialoguen, concilien y convengan en lo que habría que hacer; pero en planos de concordia, respeto y conciencia de que todos ellos se deben al país y están obligados a servirlo.
El país necesita solucionar, no complicar sus problemas
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