sábado, julio 6, 2024
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Exportación de revoluciones

En últimos tiempos, algunos políticos de tierra adentro al verse en la cuerda floja han encontrado nuevas fórmulas para poner a salvo ideas exóticas nacidas de su buen albedrío y que, por lo demás, ya fracasaron en la práctica y la teoría en todas partes, contra viento y marea. Nuestro país no está exento de esa clase de sabios personajes.
Sin ir lejos, durante los años finales del siglo pasado, esfuerzos de esa naturaleza fueron intentados repetidamente, pero, como no podía ser de otra manera, cayeron en saco roto y pasaron al basurero de la historia. Basta citar, al respecto, el ejemplo de ciertos extremistas europeos que quisieron exportar la revolución comunista rusa, pero fracasaron y, finalmente, se derrumbaron con un sistema que habían cultivado en su imaginación calenturienta. Intentos similares fueron hechos en países americanos y corrieron la misma suerte, como es el caso de la guerrilla del Che Guevara.
Recientemente, en Bolivia se está queriendo aplicar el proyecto de exportar el llamado cambio y algunos personajes se han empeñado en acudir a la aplicación de ese sueño metafísico y, naturalmente, han terminado con la cabeza rota al chocar con barreras de cemento armado de la realidad. Tal es el caso del intento del expresidente Evo Morales respecto a Perú, pues su idea de extender el “proceso de cambio” de su partido en el vecino país terminó en un fracaso monumental, ya que tuvo que recular con los crespos hechos.
Efectivamente, organizó un congreso internacional en Cusco, Perú, para crear un frente llamado “Runasur”, con la perspectiva ilusoria de exportar la revolución, pero la costosa iniciativa para ese evento murió antes de nacer y fue postergada para las calendas griegas.
Pero acontece que nuestro sabio ideólogo desconoce que en virtud de las diferencias históricas y económico-sociales existentes en tal o cual país, es imposible realizar proyectos que no corresponden a otra realidad y, por tanto, es imposible seguir un camino de desarrollo impuesto por vía de la exportación.
La posibilidad de aplicar una vía no establecida por la vida, solamente se desprende de la acción de las leyes objetivas del desarrollo social y nada tiene de común con la “exportación de la revolución”. La elección del camino de desarrollo es un problema interno de los propios pueblos. Y eso es más comprensible, como en el caso boliviano, porque no existen clase obrera y otras condiciones absolutamente necesarias para “procesos de cambio” abstractos y vagos.

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