Carácter es un término derivado del verbo griego Kharasso (grabar, acuñar) y se refiere a los seres humanos. La palabra carácter se la ha venido utilizando durante siglos para indicar el modo de ser peculiar y privativo de cada persona. Más específicamente, el carácter se refiere a las cualidades o conductas que tocan aspectos morales o éticos del individuo.
Uno de los psicólogos humanistas más relevantes del Siglo XX, Gordon Allport, define el carácter como la personalidad evaluada desde el punto de vista ético. De esta manera una persona de buen carácter sería alguien que refleje en su conducta buena voluntad, respeto y tolerancia, deseos altruistas, responsabilidad, fidelidad a sus principios.
En esta nota abundaremos sobre las definiciones y propiedades del carácter, a partir de mi modesto conocimiento y experiencia. Para ser más prácticos y recopilando las experiencias vividas, podemos deducir que: el carácter es la suma total de nuestros sueños, impresiones, acciones, lecturas, deportes y demás asuntos relacionados con nuestras actividades cotidianas.
Muchas veces confundimos el carácter con la personalidad, pero hay una marcada diferencia entre los dos términos. La personalidad es la forma del individuo que expone ante el público. El carácter representa la realidad de la persona, mientras que la personalidad representa su apariencia. Según Anthony Quinton, “El carácter es algo fundamental y no superficial. El carácter se puede mejorar por medio del estudio, del esfuerzo o del ejemplo. Es algo que se puede robustecer por medio de la vitalidad y la vitalidad representa la existencia del carácter”.
Entonces, el carácter es la fuerza que controla el destino de la humanidad y, por lo tanto, determina el destino de cada señorita y joven que se abre paso en la vida. Samuel Smiles dijo que “Es el carácter una de las fuerzas motrices más poderosas que existen en el mundo, y el vigor de su nobleza modifica la naturaleza humana en todo su esplendor, porque describe a la persona en su aspecto íntimo y confidencial”.
Un carácter, con un buen fundamento, se refleja tanto en la prosperidad como en la adversidad. Charles de Guillen manifestó que “La dificultad atrae al hombre de carácter, porque es en la adversidad que la verdadera persona se conoce a sí mismo”.
Tener firmeza de carácter es como poseer hierro en nuestras vidas. Todos necesitamos hierro para el espíritu, de la misma manera que necesitamos para el cuerpo. Pero este hierro no se lo consigue por medio de tónicos, píldoras, jarabes, sino recurriendo a remedios naturales.
Se necesita hierro para mantener una voluntad vigorosa, una rigidez de propósitos, una vitalidad que mueva hasta las más profundas fibras de nuestra existencia.
A veces nos llegan infortunios por falta de estabilidad, cuando somos volubles somos arrebatados como hojas que lleva el viento, y eso sucede porque nos hace falta un carácter que tenga hierro.
Este hierro también se adquiere mediante la disciplina. Y la disciplina es la madre de la felicidad.
El desarrollo del carácter
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