En la pasada semana, Edgar Pary Chambi, Ministro de Educación, presentó a la opinión pública la Resolución Ministerial 001/2022: primer instrumento normativo del quehacer educativo, que establece lineamientos generales para la administración y trabajo pedagógico de los docentes y directores del subsistema de educación regular, alternativa y especial y centros técnico tecnológicos del sistema educativo.
En el instrumento normativo habla del calendario escolar, aduciendo que contempla 200 días hábiles (de trabajo docente): planificación, desarrollo y evaluación curricular, organizados en tres trimestres bajo modalidades de atención previstas. Asimismo, establece que el calendario escolar debe estar en coherencia con los periodos de siembra, cosecha, cambios climáticos, gestión de riesgos, crisis sanitaria y otras características propias de las regiones del altiplano, valles y trópico boliviano (Art. 7).
Como el calendario escolar responde a las épocas de producción agrícola; los responsables de su diseño, elaboración, concertación, socialización y difusión son los directores departamentales de educación. Y estas acciones de carácter administrativo responden a las exigencias de Resolución Ministerial, que deben ser publicadas la primera semana de enero de cada año. Hasta la fecha, ninguna autoridad educativa departamental hizo conocer a la comunidad educativa el calendario escolar, menos publicado hasta ahora. Lo cual es un descuido, negligencia e irresponsabilidad administrativa grave de los nueve directores departamentales.
En romanos III del artículo arriba citado, argumenta también que: “El calendario escolar inicia el primer día hábil del mes de febrero y culmina con la clausura del año escolar…” Sin embargo, no prescribe que los consejos de profesores, evaluaciones comunitarias trimestrales, campeonatos de los maestros, viajes de estudio, fechas cívicas locales, departamentales y nacionales, se realicen fuera de los doscientos días del calendario escolar. Aspectos que cuando no están planificados, suelen generar en las unidades educativas caos, desorden; restando jornadas de trabajo docente en aula, mermando la continuidad eficiente de los aprendizajes escolares. Por ello, se debe normar y reglamentar en las próximas gestiones estos factores perturbadores a la esencia de la educación: ¡Enseñar y aprender con calidad!
Otro problema que se presenta en el sistema educativo y que no consta en el calendario, es de los referidos a los actos de promoción de estudiantes de los últimos cursos de nivel inicial, primario y secundario del subsistema de educación regular. Consideramos que los actos de promoción de inicial a primaria son costumbres mal habidas e incorporadas en el sistema educativo. Los padres de familia, por ejemplo, exigen a los profesores y directores, al finalizar cada año, la organización de actos promocionales de un nivel inferior a otro inmediato superior.
Los actos promocionales no se justifican, porque llevan a la confusión, desconcierto, ansiedad, inseguridad en estudiantes que están en proceso de formación integral, obligados a confeccionar su toga, certificados que constituyen carga económica para los padres de familia. Además, son caldo de cultivo de sesgos de simpatías, antipatías, preferencias, exclusiones y discriminaciones entre estudiantes, padres de familia y docentes.
Por eso, desde un principio deben estar marcadas en el calendario escolar las actividades que serán implementadas en una institución educativa, fomentando acciones positivas y descartando hechos negativos que no aportan a la formación de los estudiantes. Esa es nuestra recomendación desde este medio de circulación nacional, EL DIARIO, a los docentes y directores. Finalmente, les recordamos a los directores departamentales de educación, la obligación de publicar y difundir a la brevedad posible el calendario escolar, correspondiente a la gestión educativa 2022.
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