Holguín. (Cuba).- Las filas por la compra por garrafas de gas persisten en Cuba, en medio de inestabilidad, escasez de servicios y desorden, según testimonios de vecinos de Holguín.
“Mi padre es un anciano enfermo y postrado. La vecina se quedó cuidándolo para que yo pudiera venir. Somos él y yo solos. Es un abuso que se hayan colado personas cuando uno tiene tanta necesidad”, decía una señora con lágrimas en los ojos a la espera de un gesto compasivo que le permitiera adquirir el Gas Licuado del Petróleo (GLP) para cocinar.
Aunque seguía reclamando su derecho, en la extensa cola nadie se sensibilizó y la señora quedó casi al final sin la esperanza de poder comprar.
La falta de solidaridad se repite una y otra vez en las disímiles filas diarias que hacen los cubanos en busca de productos de primera necesidad. “Tanto tiempo con escasez ha endurecido el corazón de muchos y les ha hecho perder el deseo de ayudar el prójimo. Esto se ha convertido en un sálvense quien pueda”, comentó a CubaNet Rubén Corona, un señor que espera en la cola.
Las afectaciones de suministro de gas licuado a la población tuvieron su punto álgido a finales de 2019 e inicios de 2020, cuando el régimen cubano culpó al gobierno de Estados Unidos por “sancionar injustamente a la Corporación Panamericana S.A”, empresa encargada de garantizar el demandado producto.
Desde entonces, aunque no ha habido una información oficial que explique las causas, no se ha logrado estabilizar la venta normada y liberada del gas licuado a la población. La escasez provoca discusiones e inconformidades en una cola que se inicia desde el día anterior.
Holguín está entre las primeras tres capitales provinciales con mayor cantidad de contratos hechos a partir de la venta liberada de gas licuado a inicios de 2015. Desde esa temprana fecha hubo inestabilidad en la llegada de los cilindros con GLP a los 18 puntos de venta donde se hizo frecuente la aglomeración de personas.
En aquel entonces la causa del déficit estuvo ligada “al deterioro del parque de carros de Transcupet, entidad encargada de trasladar los cilindros desde Santiago de Cuba, donde está instalado el sistema de llenado y abastecimiento de cilindros para todas las provincias orientales, hasta Holguín”, dijo a medios locales de prensa Milton Ramos Infante, director Comercial de la Empresa Comercializadora de Combustible en Holguín.
Aunque la raíz del problema se origina en la carencia, lo que más molesta a los clientes es la incapacidad de los vendedores de organizar la venta. “Los directivos de Cubapetróleo (Cupet) establecieron tres colas: una para impedidos físicos, otra para cuentapropistas y otra para los clientes. Eso es un reguero que permite muchas cosas”, dice Ignacio Peña a CubaNet.
“Este relajo hoy se va acabar. Esa medida es para empeorar la cola”, gritó enfurecida una señora que propone reclamar entre todos la eliminación de la medida.
Pedro Pablo es un cuentapropista con licencia para ejercer como mensajero, una modalidad que le permite realizar compras que el cliente le solicite. “No somos culpables de que ayer se hayan quedado tanta gente sin comprar. Nuestra labor es legal. Pagamos patente, seguridad social y tenemos familia que mantener. Nosotros tenemos derecho a comprar dos bombonas cada vez que nos corresponda el turno en la cola, así está establecido”.
Una afirmación con la que Lorenzo Alonso está en desacuerdo.
“Los cuentapropistas tienen derecho a ejercer su profesión, pero la compra no puede ser ilimitada. Porque en menos de una hora muchos de ellos quieren llevarse las 100 balitas (bombonas) que traen. Entre cuatro cuentapropistas se las llevan todas. Vienen con carretillas y bicitaxis llenos hasta arriba. Yo no digo que los quiten, porque ese es su trabajo, pero que no lo hagan todos los días. Estoy aquí desde la cinco de la madrugada y ya es la una de la tarde y no he comprado. Casi seguro me quedo para mañana. Voy a perder dos días de trabajo”, manifestó Alonso. (Cubanet)
Causas del incremento
Entre las causas del incremento de personas en la cola está la subida de precios de los mensajeros por cada bombona. “Hasta el año pasado yo pagaba 20 pesos a un mensajero para que me llevara la bombona a la casa. Pero este año, todo es más caro por la unificación monetaria. Tengo que venir a hacer la cola porque mi pensión de 1 528 pesos apenas me alcanza para comprar la comida y por eso no puedo pagar los 50 pesos que ahora piden los mensajeros”, dijo a CubaNet Carmina Gálvez, jubilada del sector del comercio.
Otra vía para una compra fácil, a la que solo unos pocos tienen acceso, es obteniendo una posición privilegiada en la cola a cambio de 40 pesos. “Si no quieres pasar trabajo págame 40 pesos para ser uno de los primeros. Yo duermo aquí toda la noche”, es la oferta de uno de los coleros a un comprador.
A medida que avanzan las horas el cúmulo de clientes es mayor. Las irregularidades de la cola provocan las aglomeraciones e impiden mantener el distanciamiento entre personas, tal como lo exige un cartel pegado en la puerta del punto de venta.
Un auto color verde con el logotipo de Cupet y matrícula B 028 958 parquea frente al Punto de Venta del reparto Peralta, y del mismo se baja una persona con una bombona vacía, entra en el punto de venta y en pocos minutos la cambia por otra llena que inmediatamente guarda en el auto que sale disparado como una flecha.
“El funcionario es el que tiene que dar el ejemplo y cuando se cuela es el primero en propiciar el desorden. ¿Hay una medida que diga que los funcionarios de Cupet tienen prioridad por encima de una cola de un pueblo que lleva muchas horas esperando?, ¿por qué en horario de trabajo ese funcionario viene a buscar una balita de gas? No se ocultó para hacerlo. Tampoco dio una explicación ni pidió permiso a la cola, simplemente llegó en un auto estatal, se bajó con una balita vacía y en menos de cinco minutos ya estaba de vuelta con una balita llena”, estos han sido los disimiles comentarios que ha provocado el hecho entre los que llevan esperando horas para comprar.
Otro tema que sale a relucir es la relación calidad y precio del gas licuado. De 120 pesos, este año la bombona con gas subió a 180, pero bajó la calidad, es la opinión generalizada. “El gas es distinto, no rinde y dura poco. La misma bombona que antes me duraba dos meses ahora apenas rinde 25 días”, dice Héctor Jorge Méndez, un cliente que se considera víctima de la política gubernamental de hacer más con menos, pero a la larga “están ofreciendo al pueblo productos de mala calidad”.