RECORDEMOS QUE…
La inteligencia emocional es la habilidad humana para identificar, expresar, comprender, gestionar y transformar las propias emociones y las de otras personas. Este tipo de capacidad intelectual se puede desarrollar y potenciar a lo largo de toda la vida.
Establecer Relaciones
20. Impulsar el cambio o la transformación
Un proceso de cambio genera efectos en las emociones de las personas. Generalmente genera temor, puede provocar incertidumbre, desconfianza, tensión, enojo. Las personas se vuelven más susceptibles, sienten que sus intereses puedan verse afectados y su reacción normal es la resistencia, protesta o negación ante cualquier cambio.
Desde la perspectiva psicológica, se produce lo que se conoce como “disonancia cognitiva”, fenómeno por el cual nuestra mente rechaza la posibilidad de contener dos creencias opuestas que entran en conflicto, y es a través de la resistencia que intenta mantener la coherencia interna.
La resistencia da cuenta de la tendencia del sistema a mantener su homeostasis, a proteger su identidad e integridad. Así, podemos considerar “la resistencia al cambio” como una etapa normal del proceso de cambio, más que como un antónimo de la aceptación.
¿Para qué gestionar emociones?
Según William Ury uno de los principales obstáculos para promover la cooperación entre las partes de un conflicto son las emociones de los otros, muchas veces los ataques podrían deberse a ira y hostilidad, que a su vez podrían ocultar miedo y desconfianza.
Resulta útil identificar las emociones, para implementar una estrategia centrada en la escucha y el apoyo, generando espacios de conversación y expresión donde podamos identificar necesidades, brindar acompañamiento y asesoramiento durante el proceso de cambio.
A la hora de identificar emociones en los otros, es importante tener en cuenta que el 90% o más de un mensaje emocional es no verbal, (tono de voz, ademanes, gestos, expresión facial), y que estas expresiones corporales, no son controlables.
En un proceso de cambio gran parte del tiempo, lo empleamos en tratar de llegar a un acuerdo con otros, resolver conflictos, encontrar puntos en común que conduzcan a la armonía entre partes, para la consecución de metas y logro de objetivos.
Para ello, es fundamental el desarrollo de la Inteligencia Emocional; que para Daniel Goleman es la capacidad de reconocer sentimientos propios y ajenos, de motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones.
Muchos de nosotros creemos que pensar de manera lógica, intentando dejar de lado las emociones llevará a la decisión correcta, pero nada más desacertado. Somos seres racionales y emocionales, por lo que es necesario que incorporemos la emoción al pensar, lo que implica conocer e identificar nuestra propia emocionalidad, para poder gestionarla.
Según Goleman las emociones deben expresarse con fuerza y corrección, pero de tal forma que no se transformen en agresión, y no bloqueen la comunicación con el otro.
“El 95% de nuestras decisiones son emocionales”, explica el Dr. Estanislao Bachrach. Lo importante es sacar provecho de las emociones, reconocerlas, para desarrollar la automotivación y la capacidad de influencia, esenciales durante un proceso de cambio.
Las personas que han desarrollado Inteligencia emocional, son individuos que poseen las siguientes competencias:
* Empatía, que supone ser capaz de detectar y mostrar comprensión respecto a los sentimientos, motivos y preocupaciones de los demás.
* Capacidad de influencia, lo que implica lograr influenciar al otro para el logro de objetivos.
* Organización de un grupo, que es esencial en un líder, incluye la capacidad de tomar iniciativa y coordinar grupos.
* Negociación, se refiere al talento del mediador, que previene conflictos o resuelve aquellos que han estallado. Implica la capacidad de llegar a acuerdos y arbitrar o mediar en discusiones.
Ser capaz de dejar de lado el enfoque sobre sí mismo y controlar los impulsos, facilita el camino hacia la escucha activa y la empatía, “la capacidad de ponerse en el lugar del otro”.
Ver las cosas desde la perspectiva ajena, rompe los estereotipos establecidos, promueve la tolerancia y la capacidad de manejar las diferencias y confrontaciones, con el objetivo de asegurar una efectiva Gestión del Cambio.