Parte II
En este contexto monetario, es preocupante que el gobierno del MAS no reduce consecuentemente el gasto fiscal que no sea inversión. Un maquillaje fiscal no sustituye una política prioritaria respecto del único instrumento de estabilidad en un sistema cambiario fijo, la política fiscal, que el gobierno del MAS tiene en la mano, si no quiere utilizar el mazo de una devaluación de la moneda. Esto no se daría mañana, pero el estado de la economía actual y la sobrevaloración del Bs. ocasionarían un ajuste cambiario.
Esto se debe a que su modelo endógeno, de sustitución de importaciones y extractivista, no genera el oxígeno que necesita un país en profunda crisis con un sistema de tasas de cambio fijo. Debido a que sus ingresos están basados en productos del eterno extractivismo, la estabilidad de la economía está parada sobre pilares de barro, dado además que las cuentas fiscales tienen que financiar la vorágine de la cleptocracia populista y clientelista masista. Ésta demuestra tener una productividad cero, pero una innovación para el malgasto y la corrupción muy elevada. Perdidos en su laberinto, de mentiras y de fraseologías ideológicas, la economía no tiene rumbo.
El gobierno de Bolivia no logra aún una reactivación económica con una perspectiva real de desarrollo integral y sostenible basada en una diversificación del sector exportador productivo. Por lo tanto, no genera los ingresos de reservas internacionales suficientes para sobrevivir crisis económicas-cambiarias y sociales que se avecinan en el corto y mediano plazo. Las reservas internacionales a fines de enero de 2022 son 1.441 millones de USD en divisas y 2.479 millones en oro. Este alarmante y débil nivel de reservas indica que el Banco Central no tendría la capacidad de mantener la tasa de cambio ni siquiera por dos semanas, en el momento en que el mercado financiero se estrelle contra él y la dolarización comience a dispararse. Lo que comenzó como un cambio terminará siendo cambiado por los fuertes conflictos económicos y sociales y magnificados por las crecientes contradicciones políticas que dividen y erosionan cada vez más a la sociedad. En un contexto de desequilibrio macroeconómico creciente y devaluación, la única constante de la cleptocracia masista respecto de actividad económica ilícita junto a sus ingresos, es la mafiosa correspondencia e interdependencia con el narcotráfico, que convirtió a Bolivia en su sociedad anónima corporativa.
Un incremento sucesivo de las tasas de interés en los EEUU junto con la manifiesta incapacidad de equilibrar las cuentas fiscales ejercería aun mayor presión sobre el desequilibrio macroeconómico y el Bs. si en la región latinoamericana, especialmente en los países más importantes para el comercio de Bolivia, se reaccionaría con una ronda de devaluaciones sucesivas. Se darían para absorber los efectos negativos del cambio de la política monetaria norteamericana y a raíz de la preocupación que una devaluación de sus países vecinos podría afectar negativamente a sus propias industrias de exportación. Las políticas de “beggar my neighbor” es decir «empobrecer a tu vecino» estarían empujadas por una competencia de devaluaciones que tenderían a exacerbar las dificultades económicas, creando inestabilidad en los mercados financieros más importantes. Para mantener un tipo de cambio fijo en este contexto, Bolivia debe tener suficientes reservas de divisas y estar dispuesto a gastarlas, para comprar todas las ofertas del Bs. al tipo de cambio establecido. En caso de dudas, un buen referente es el caso por ejemplo de Vietnam y China.
De no ser así, el resultado podría ser que las presiones crecientes del mercado interno sumado a las depreciaciones de las monedas de países de importancia comercial, obligarían más temprano que tarde a una devaluación. Es probable que la economía de Bolivia podría mantener su estabilidad en el mediano plazo con reservas internacionales que no estén por debajo de los 7 mil millones de US dólares, mientras más mejor. Eso no es conspiración imperialista, eso es la dura realidad de una economía del dinero insertada en el mercado mundial. Pero con su estrategia mezquina orientada al ombligo masista que rechaza una política exportadora con productos competitivos y diversificados, ¿de dónde quiere sacar mayores reservas internacionales?, ¿del narcotráfico?
Carlos Jahnsen Gutiérrez, PhD en economía.