Campesinos abandonan y no quieren volver a la tierra

Desde que estuvo vigente la Ley de Reforma Agraria de 1953, los campesinos se arraigaron más a la tierra debido a que fueron declarados propietarios absolutos de las parcelas que usufructuaban precariamente. Dejaron de migrar a las ciudades y el exterior y se dedicaron a enriquecerse con la producción de sus parcelas y cobrando por su producción en dinero. (Hasta entonces, toda su producción pasaba a propiedad del hacendado).
Pero, por algunas disposiciones de la contrarrevolución agraria de 1964, en especial la Ley INRA de Gonzalo Sánchez de Lozada, puesta en aplicación, corregida y aumentada por el gobierno de Evo Morales desde el 2007, miles de familias campesinas, indígenas del altiplano y valles, vaciaron el campo y migraron, dejando de cultivar unas 500 mil hectáreas de tierras cultivables, dejando sin alimentos a los centros urbanos.
Se fueron a Argentina, Brasil, Chile, España y formaron la ciudad de El Alto de La Paz, lo que explica por qué la población del país, que era del 70 por ciento campesina, bajó a menos del 30 por ciento, quedó sin trabajo y debió dedicarse al comercio hormiga, la delincuencia, el contrabando, y el tráfico de ciertos productos para sobrevivir.
Estadísticas de países vecinos muestran que alrededor de un millón de campesinos jóvenes viven en Argentina, Brasil, España, aun Estados Unidos otros y no quieren retornar a vivir en la Pachamama.
Para colmo de esa tragedia nacional, el Estado Plurinacional ha abandonado a los “hermanos” indios de la zona occidental y ha dictado, en catorce años de gestión, una serie de disposiciones, empezando por la Constitución, y ha agravado ese orden de cosas, empeorando la miseria de las masas indígenas, quitando la tierra a los “hermanos” campesinos, acentuando su pobreza como nunca se conoció y no tienen esperanza de vida. El gobierno indígena los ha abandonado a la mano de Dios.
Igual indiferencia muestran algunas instituciones, como la Csutcb, la Iglesia, las universidades, etc., entidades que, en realidad, nunca se acuerdan de la cuestión indígena-tierra.
¿Por qué si con la reforma agraria del 53 los campesinos amaban más la tierra, la cultivaban con más amor, hoy, en cambio, la desprecian y no quieren volver a su seno? ¿Por qué solo quieren cultivar coca, que no es alimento, sino solo la materia prima que produce ganancias para fines vedados y hasta ha formado una oligarquía cocalera que interviene en el Estado Plurinacional?
Este es un problema de extrema gravedad, ha puesto en juego la suerte de Bolivia. ¿Por qué sucede esto? La sentencia de Víctor Paz Estenssoro, “Bolivia se nos muere”, ha cobrado actualidad.