Bolívar se hizo del clásico 222 con muchos merecimientos. Expuso sobre el campo de juego, un manejo más prolijo del balón, sobre todo con el habilidoso Patricio Rodríguez, quien mostró sus condiciones. Quizás lo reprochable del argentino, es ese afán de pelear con los rivales, de decirles una que otra cosa. Por lo demás, es un jugador que aporta con su despliegue y habilidad, y eso es lo que necesitan los dos brasileños que tiene Bolívar, Francisco Da Costa y Bruno Savio, quienes aún no han mostrado su letalidad.
El partido lo ganó Zago porque interpretó mejor las acciones que su colega Cristian Díaz, quien hizo lo que se presumía, cederle la iniciativa a la Academia, y tratar de apuntar con el contragolpe.
No estuvieron inspirados ni Henry Vaca, ni Gabriel Esparza, mucho menos Martín Prost. En el primer tiempo, los celestes tranquilamente pudieron salir con tres goles de ventaja sobre su rival, el poste le negó en tres ocasiones, a Roberto Fernández y al brasileño Xico Da Costa.
Y, el primero vino porque los celestes fueron los que fueron en busca del gol desde el inicio. «Patito» Rodriguez se avivó, cedió el balón a Fernández, este tuvo el tiempo hasta para acomodar el perfil para anotar con un zurdazo tremendo, a Gutiérrez le sorprendió el remate. Fue el 1-0, a los 37′, merecido por lo que sucedía en el partido.
Los atigrados terminaron confundidos el primer tiempo, sin ideas, sin poder alimentar a Prost, ni a Esparza y menos a Chura o a Vaca. Mientras, «Patito» hacía de las suyas y sacaba de quicio a los atigrados, con su fútbol y con su boca.
En el segundo tiempo, ingresó Amaral en el Tigre y le dio ese toque de distinción al ataque. Se intentó juntar con Vaca y Esparza y se generaron las mejores ocasiones para los atigrados. Si el primer tiempo podía concluir con por lo menos 3-0, en el segundo, el encuentro tranquilamente pudo terminar empatado. Sobre todo cuando ingresaron Enrique Triverio y Jaime Arrascaita.
Mientras, Bolívar siguió intentando tener la iniciativa, pero poco a poco fueron aflojando ante el ímpetu de los atigrados.
Una falta de Martins a Triverio, originó que los atigrados reclamaran como penal a Juan Nelio García, pero éste no se inmutó, y las acciones siguieron. Luego, un centro de Amaral que Reinoso empalmó el balón al cuerpo del arquero Cordano, de correcto desempeño, fue una de las más claras del partido.
Sobre el final, los atigrados se fueron en busca del empate, pero éste no llegó porque los celestes cuidaron bastante bien la diferencia. Y, al final, tras el pitazo final, se desató la fiesta en la curva norte, con los celestes saltando, mientras los hinchas desbordaban de alegría. (Foto APG)