Los avances que ayer han sacado a relucir los equipos negociadores de Kiev y Moscú en torno a las conversaciones de paz contrastan con la cruda realidad de la guerra sobre el terreno.
Dos incidentes han teñido de tragedia una jornada en la que se han cumplido las tres semanas desde que el presidente ruso, Vladímir Putin, ordenara a sus tropas invadir y atacar Ucrania.
Por un lado, un grupo de civiles que esperaba su turno para comprar el pan ha sufrido un ataque en la localidad de Chernígov, al noreste de Kiev, según han denunciado fuentes diplomáticas de Estados Unidos. Por otro, un teatro de la ciudad de Mariupol donde desde hace días se refugiaban cientos de vecinos ha sido bombardeado, según denuncian las autoridades locales. Kiev ha culpado de las agresiones a Moscú, que niega su responsabilidad en ambos casos.
El Gobierno de Kiev ha calificado de “crimen de guerra” el bombardeo sobre el teatro de Mariupol “en el que se escondían cientos de civiles inocentes”, según ha denunciado el ministro de Exteriores, Dmitro Kuleba, a través de su cuenta de la red social Twitter.
El tuit va acompañado de una fotografía del edificio antes de ser atacado y de una segunda en la que, supuestamente, aparecen las mismas instalaciones completamente destruidas. Hasta el momento no se ha hecho ningún balance oficial de víctimas. “Los rusos no podían no saber que se trataba de un refugio de civiles”, ha añadido el jefe de la diplomacia ucrania. (El País)
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