lunes, julio 8, 2024
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No dije lo que dije

Una vez más el presidente de las seis federaciones de cocaleros del Chapare y que ejerció la presidencia del Estado Boliviano durante casi catorce años continuos –con la pretensión de quedarse un período presidencial adicional, para lo que se montó un grosero fraude electoral en octubre de 2019, que provocó la protesta ciudadana, en especial de los jóvenes que se volcaron a las calles y que pese a la represión, determinaron la renuncia y huida del presidente cocalero–, ahora se desdice de su adjetivo calificativo al afirmar que: “los del oriente son pandilleros”, en una alocución a sus seguidores.
Como es de su costumbre, acusó a la prensa de haber tergiversado lo que dijo. Esta declaración causó legítima molestia en los medios ciudadanos e institucionales del oriente, pues hace algunos años también se refirió a los cruceños afirmando que: “por flojos muchos hambrean” y pretendió someter a juicio penal a algunos medios que publicaron esas palabras.
En el largo decurso de su presidencia, el señor Morales Ayma en sus constantes declaraciones públicas y discursos incomodó a personalidades nacionales y extranjeras, como al ex presidente del Perú Alan García y a organizaciones importantes de la sociedad civil boliviana, así, a la jerarquía eclesiástica de la Iglesia Católica la tildó de: “sindicato de opositores”. Ante los excesos verbales del caudillo algunos asambleístas del Órgano Legislativo salían a dar explicaciones sobre lo que quiso decir su jefe, atribuyéndose el papel de intérpretes de sus desatinos verbales, ajenos a su rol de legisladores y fiscalizadores.
Lo cierto es que el dicho castizo de: “quien mucho habla mucho, yerra” se ajusta al ex presidente y dirigente del partido de gobierno, pues sus excesos verbales han sido incluso recopilados por un joven investigador en dos tomos de una publicación titulada “Evadas”.
Las limitaciones de conocimientos del ex presidente son evidentes, ya que el mismo declaró en una entrevista que no le gustaba leer y se felicitó por no haber ido a la universidad. Es cierto que, para ser presidente del ahora Estado Plurinacional, no existen requisitos que no sean el haber nacido en el territorio patrio, prestado servicio militar y ser, en consecuencia, mayor de 18 años.
En cuanto a la cuestionada declaración del ex presidente, el ser pandillero importa el pertenecer a grupos juveniles delincuenciales, o como define el diccionario de nuestra lengua sobre la pandilla: “Conjunto de personas que se unen para perjudicar a otras”. Es decir que las pandillas son indudablemente perjudiciales.
Otra característica de la mentalidad política del dirigente cocalero y político, es su inocultable intolerancia hacia los que tienen ideas políticas distintas de las suyas, por ello en su gestión de gobierno se persiguió sañudamente a los opositores y críticos a sus políticas y actos de gobierno, a través de los mecanismos del aparato del Estado, como Fiscales, Jueces, oficina de Impuestos, etc., lo que lo dibuja como contrario a la democracia como sistema de vida colectiva, en la que la diversidad de pensamiento y tolerancia con los adversarios es una nota esencial.
Algunos idealistas ingenuos pensamos que, en este tiempo denominado la “era del conocimiento”, esta característica sería uno de los caminos para solucionar los problemas de las sociedades, pero sucedió lo contrario, en diversos lugares del mundo, individuos improvisados, de escasa formación cultural y humanista, se han hecho del poder político de esas sociedades, causando retraso, pobreza, frustración y violencia.
Es tiempo de renovar las dirigencias políticas y de las instituciones de la sociedad civil, pues todo cambio de personas generalmente importa un cambio de ideas, valores y visiones; la misma democracia entre sus principios sostiene la alternabilidad en el ejercicio del poder, para evitar las dictaduras y para que las políticas, acciones y medidas de un gobierno, puedan ser objeto de análisis y crítica, porque se trata de intereses de la comunidad que deben ser auditados y examinados en sus resultados, lo que se hace imposible si continúa en el poder el mismo gobernante o esquema de gobierno.
En el séptimo congreso del Partido Comunista cubano, pese a su carácter anti democrático estatista y totalitario, entre una de sus resoluciones se estableció que ningún liderazgo debe ser mayor a diez años.
Para evitar tener que decir: no dije lo que dije, es bueno que los dirigentes políticos ajusten sus palabras al previo pensamiento cauto, reflexivo y tolerante con los demás.

El autor es Abogado, Politólogo y escritor.

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