domingo, septiembre 1, 2024
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Actividades físicas contra las complicaciones del Covid-19

 

Parte II

 

Algo que tampoco está claro es si entre los hospitalizados por causa del Covid-19 el historial atlético puede prefigurar un mejor pronóstico. Una investigación con 209 pacientes internados en el Hospital de Clínicas de la FM-USP coordinada por Gualano sugiere que no (lea más en: agencia.fapesp.br/35168/).

Así y todo, en el marco de un estudio español con 552 pacientes, realizado en forma retrospectiva y publicado en la revista Infectious Diseases and Therapy, se arribó a la conclusión de que los pacientes graves con historial de actividad física presentaban seis veces menos riesgos de morir. “No puede descartarse el sesgo de la memoria [en el caso de ese estudio español], toda vez que los cuestionarios se contestaron hasta 120 días después del alta y, en los casos de los pacientes que fallecieron, sus parientes aportaron los datos”, destaca Gualano en el editorial.

La capacidad que tiene la actividad física de potenciar la respuesta vacunal contra el Covid-19, incluso en pacientes inmunosuprimidos, es algo que ha quedado demostrado en el caso del inmunógeno CoronaVac en el marco de un estudio coordinado por la profesora de la USP Eloisa Bonfá, del cual Gualano es coautor (lea más en: agencia.fapesp.br/36678/).

“Nuestros hallazgos son prometedores, pues abren un frente de investigación interesante y muy actual. Ya se sabe que los inmunizantes pierden eficacia con el correr del tiempo y la actividad física puede erigirse en una herramienta capaz de prolongar la protección. Esto ya está claro en la literatura científica en el contexto de vacunas contra otras enfermedades, como la gripe”, dice el investigador.

 

LAGUNAS

Los datos hasta ahora publicados sobre el tema se refieren en buena medida a estudios retrospectivos (basados en el análisis del historial de actividad física, del historial clínico y de los desenlaces después de que los pacientes ya se curaron o fallecieron) o transversales (cuando se observa la relación entre la actividad física y la enfermedad en un momento específico, tal como el período de internación).

A juicio de Gualano, son necesarias ahora investigaciones que efectúen seguimientos de los voluntarios físicamente activos durante un largo período, desde antes de la infección hasta el desenlace del cuadro, y que comparen los resultados con los de voluntarios que no practican actividades físicas (el grupo de control).

“Los ensayos controlados y aleatorizados a gran escala podrán validar los datos obtenidos mediante estudios observacionales y recabar conocimiento sobre la recomendación ideal de actividad física para prevenir el Covid-19 grave. Y este mismo principio vale para validar el efecto de la actividad física sobre la respuesta vacunal”, afirma.

El investigador también hace hincapié en la importancia de realizar estudios con modelos experimentales con miras a recabar información sobre los mecanismos moleculares y celulares que subyacen a los efectos de la actividad física en el Covid-19.

“Es importante evaluar también si la actividad física puede mitigar la transmisión y la reinfección provocadas por el SARS-CoV-2, como así también prevenir y/o tratar los síntomas persistentes de la enfermedad. Pero, para todo eso, se necesita contar con financiación”, comenta.

Para Gualano, las lecciones que se aprendieron durante casi dos años de investigación intensiva sobre el Covid-19, junto con el conocimiento afianzado sobre la inmunología del ejercicio y la fisiología clínica del ejercicio, “conforman la base de una llamada global a la acción: hay que promover la actividad física durante esta y en futuras pandemias”, fundamentalmente entre las personas que tienen el sistema inmunitario comprometido y los portadores de enfermedades crónicas.

“Los gestores deben pensar en la promoción de la actividad física como una estrategia tendiente a prevenir complicaciones relacionadas tanto con la forma aguda del Covid-19 como con el Covid largo. Los estudios muestran que, durante los meses posteriores la infección, aumenta el riesgo de padecer enfermedades graves, fundamentalmente cardiovasculares. La promoción de un estilo de vida sano, aparte de proteger a la población, aligera el peso sobre el sistema de salud”, asevera…

 

Agencia FAPESP

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