miércoles, diciembre 4, 2024
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Capitalismo de Estado en camino del fracaso

La fórmula del capitalismo de Estado fue acuñada a cinco años de vida de la revolución comunista, cuando el sistema de empresas del Estado derivó en un fracaso total, provocando miseria y hambruna. Ese hecho obligó a sus gerentes a hacer un abrupto viraje en su política económica y encontraron como solución el capitalismo de Estado, determinación que constituyó el reconocimiento de un error y enseguida la necesidad de dar un salto hacia atrás y volver al capitalismo llamado de Estado.

Los autores del cambio al capitalismo de Estado consideraron que su idea era la salvación del régimen soviético, pero tampoco funcionó y, en cambio, se volvió al comunismo radical que también se derrumbó, pese a toda clase de esfuerzos y el terror, para retornar, una vez más, al régimen capitalista que profesa ya más de veinte años y rige en el presente.

No obstante, esos fracasos ostensibles no fueron percibidos por sectas comunistas de otras naciones, que no reconocieron el error y se propusieron repetir el experimento, cayendo entonces en una nueva equivocación. Se puso en aplicación el capitalismo de Estado, que resultó un fracaso.

En Bolivia se puso en aplicación el capitalismo de Estado como solución a sus problemas, pero también fue otro fracaso, a tal extremo que se tuvo que pensar en retornar al régimen liberal que, cuando estaba en plena experimentación, fue derribado por otro intento que acudió, como tabla de salvación, al frustrado capitalismo de Estado como un paso infalible hacia el comunismo. Ese último intento perteneció al gobierno de Evo Morales que, pese a estar catorce años en el poder, no avanzó ni un milímetro, pese a contar con cuantiosos recursos provenientes de los altos precios del gas, estaño y otros.

Casi todas las llamadas empresas estatales que instaló el gobierno de Evo Morales no funcionan o funcionan apenas y todas registran pérdidas considerables, son obsoletas, no tienen materia prima, brillan por mala administración, tienen más gastos que ingresos, su personal está politizado, etc., datos que confirman las estadísticas del SIGEP.

Basta citar los casos de Emapa, planta azucarera de San Buenaventura, planta de Bulo Bulo, refinería de Vinto, Bolivia Tv, Comibol, Ende y una decena más. En esa forma se observa que los recursos del pueblo boliviano no fueron bien invertidos y están mal administrados, por lo que requieren terapia intensiva.

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