jueves, septiembre 5, 2024
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Cosecha de la papa

La tan ansiada cosecha de la papa empieza prácticamente el “miércoles de ceniza”, cuando al son de la caja y pinquillo; ondeando una bandera blanca, familias de campesinos salen de sus domicilios a los lugares de sembradío, para recoger con rituales ancestrales los primeros frutos de la papa. Luego se prepara un rico puré “khati”, que mezclado con leche se constituye en un riquísimo manjar, que se comparte en familia y amistades, al mediodía del miércoles de ceniza (carnaval). Ese día se come hasta el hartazgo, hasta decir ¡ya no quiero más!

Antes de comer, saborear y compartir, se pide en plegaria colectiva: “Que la papa nueva llene nuestros estómagos, durante todo el año…”. Y desde esa fecha en las comunidades, la mamá, que generalmente es encargada de la preparación de los alimentos de la familia, puede ir a los sembradíos a escarbar la papa. Es decir, tendría autorización de las deidades de la comunidad para sacar poco a poco productos nuevos con los que la Madre Tierra ha bendecido a la familia.

Después del banquete que se da a toda la familia y amistades el miércoles de ceniza, van alistando herramientas para la cosecha de la papa. Para este propósito se necesita una “chunta de hierro” y su infaltable canasta trenzada de paja o bambú. Instrumentos que se adquiere anualmente en la “feria de ramos”, que se realiza con mucha tradición en la ciudad de El Alto.

Artesanos que trenzan estas canastas de bambú viven en los valles y desde esas localidades traen sus productos con la esperanza de vender toda su artesanía y con esos recursos comprar abastecimiento alimentario para todo el año: arroz, fideo, azúcar y otros artículos de primera necesidad. Ahí radica la importancia económica de la “feria de ramos” para los labradores del campo y también para los migrantes que viven en las ciudades, que viajan a sus comunidades de origen en “Semana Santa” para la cosecha o escarbado de la papa.

En esta época, en el campo la prioridad entre los agricultores es la “cosecha de la papa”, es el recojo artesanal a mano de los tubérculos y cereales como la oca, papalisa, haba, cebada, trigo, maíz y otros. Porque si no los recogen en su debido tiempo, plagas y gusanos atacan a la pulpa de los productos, dejándolos agusanados “laquntata” e incomestibles, ocasionando pérdida de la semilla e inversión económica de los agricultores. Además, no tendrían alimentos para comer ni para vender en los años venideros (chuño).

Otro enemigo natural que ataca a la papa es la humedad, la lluvia que ha caído en los meses de febrero-marzo generó la putrefacción “julluntata” del tubérculo. Cuando sucede esto no existe la posibilidad de recuperar ni un gramo de papa. Si la producción es buena y abundante, como pasó en esta última década, para escarbar la papa se necesita mano obra laboriosa de toda la familia, se requiere la praxis del “ayni” o “mink’a”, gente que esté dispuesto a ayudar a cambio de una paga en especie o en efectivo.

En especie pagan dos arrobas de papa por jornal o más, dependiendo del cariño y aprecio que tenga el dueño hacía los labradores. Y en efectivo, existe un monto económico de pago que abarca desde los cien a doscientos bolivianos por jornada de trabajo. Entonces, esta práctica nos muestra un gran movimiento de trabajo y recursos económicos, constituyéndose para la gente “desocupada” en una gran oportunidad de trabajo.

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