lunes, septiembre 2, 2024
InicioSeccionesOpiniónEs lícito rebelarse ante la injusticia

Es lícito rebelarse ante la injusticia

Parte II

 

Cada día mueren en situaciones inhumanas millares de seres, cada día penan con enfermedades fácilmente controlables, cada día hay un ejército de millones de parados reclamando su derecho a participar en la construcción de la comunidad, cada día sufren millones de seres en cárceles nauseabundas, cada día se puede oír el estruendo de los campos de concentración en que hemos convertido los arrabales de las grandes ciudades.

¿Cómo no va a ser legítima nuestra resistencia ante este estado de cosas? Cumpliremos las leyes con «restricción de conciencia» para derribar desde dentro este orden inhumano. No se trata de libertarismo ni de anarquismo alguno, que nunca condujeron a parte alguna. Se trata de un grito de libertad nacido de experienciar la soledad en la que deambula perdido el ser humano. Esta sociedad en la que sobrevivimos es injusta, el orden socio-político-económico ya ha mostrado su esclerosis múltiple. Es como si tratáramos de resucitar el imperio de Roma, el califato de Damasco, el Cesaropapismo medieval, el derecho divino de los reyes, el feudalismo, las castas privilegiadas de la India, el Imperio del sol naciente, los imperios incas o aztecas, la Inquisición o el derecho de pernada. Fueron «legales» en su tiempo, aunque eran injustos.

Hoy la información que compartimos en la sociedad en red nos permite propagar el grito de libertad… que, como el amor, es contagioso. Basta con que unos cuantos se decidan en lo más profundo de su corazón a denunciar la injusticia que impera y a cooperar en la regeneración del tejido social con la transformación de sí mismos. Nos han engañado con el cuento de que, si cumplimos tales y cuales normas, que ellos se han inventado para mantenerse en el poder, tendríamos «seguridad«. Eso es lo que nos han vendido: seguridad. En la salud, en el trabajo, en la escuela, en la familia, en la ancianidad, en la vida «civilizada«. No es posible ser feliz mientras muchos padecen inhumanamente. El mundo se ha vuelto aldea y ahora nos sabemos responsables unos de otros y con el medio en el que vivimos.

 

El autor es Profesor Emérito UCM.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES