viernes, julio 5, 2024
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El golpe de Estado

A raíz del pronunciamiento ciudadano en las calles, en octubre y noviembre de 2019, en protesta por un grosero fraude electoral corroborado por organismos internacionales, que determinó la renuncia y huida de Evo Morales Aima y Álvaro García Linera, que estuvieron en el ejercicio del poder durante casi catorce años consecutivos, pese a que la Constitución Política determina que solo se puede ejercer ese mandato por sólo dos períodos, los populistas al retornar al poder el 2020 sacaron el tema de un supuesto “golpe de Estado” que se le habría dado al caudillo populista, como pretexto para ocultar el fraude y perseguir a los que ejercieron el gobierno transitorio, encabezados por la ex presidente Jeanine Añez, encarcelándolos al igual que al mando militar de ese tiempo.
Loa asambleístas populistas y en especial los representantes de los cocaleros del Chapare, para justificar los elevados emolumentos que perciben, a diario hacen declaraciones, arguyendo, como una letanía desgastada, al supuesto golpe de Estado y en consecuencia al gobierno “de facto”.
Lo que sucede es que los asambleístas de oportunidad, no conocen porque no han leído al clásico del golpe de Estado, Curzio Malaparte en su obra: “Técnica del Golpe de Estado”, que analiza los golpes más relevantes de la historia política, comenzando por el 18 brumario de Bonaparte, el de Trotsky en Rusia, Primo de Rivera en España, Mussolini, Hitler. Y otros.
El golpe de Estado, que en gran parte de la historia de Bolivia ha sido el origen de muchos gobernantes, en el estudio de la Ciencia Política es considerado como la toma del poder por un acto de fuerza, luego del cual nada cambia que no sea el grupo que se hizo del poder. Erróneamente, a esta manera de tomar el poder se la llamó “revolución”, que es el cambio de estructuras.
Fueron los falangistas y movimientistas que, en las décadas de los cuarenta y cincuenta del pasado siglo, se convirtieron en especialistas de la técnica. El golpe de Estado es un proceso de larga preparación y conspiración contra un régimen de gobierno determinado, que debe contar con recursos humanos y económicos. Además, debe estar dirigido a dar el poder a una persona determinada. El grupo de conspiradores debe conseguir apoyo de las instituciones denominadas “factores de poder” y preparar las condiciones favorables para que el pueblo acepte y participe en el golpe.
Para la asunción al poder de la senadora Añez, no había un grupo conspirador, fue la renuncia y huida de los gobernantes populistas que produjo la caída del régimen que ya estaba deteriorado por los excesos de poder que cometieron. Ante ese cuadro agravado por la renuncia de todos los oficialistas de la línea de sucesión, y ante la posibilidad de una guerra civil que pedían los populistas, se llamó a la senadora Añez, quien no tenía un equipo que la acompañe y tuvo que echar mano de sus colegas de la Asamblea.
Si hubiera habido un golpe, el grupo conspirador habría asumido el gobierno, se habría cerrado la Asamblea Legislativa que estaba mayoritariamente en poder de los populistas y se hubiera desmontado la estructura de poder edificada por el gobierno de los casi catorce años. Mas, al contrario, se improvisó y se dejó intocado el poder populista, gracias al cual retornó al poder en cuestionadas elecciones en 2020.
Otra figura es el “golpe militar”, que se da para que tome el poder un miembro de esta institución y nuestra historia está llena de estos golpes de fuerza. Que el alto mando hubiera aconsejado al entonces presidente Evo Morales que renuncie, al igual que lo hizo la Central Obrera Boliviana y alguna otra organización, fue para evitar un gran derramamiento de sangre entre bolivianos, pues según información confidencial, el mismo presidente antes de renunciar habría pedido la intervención de la fuerza armada en defensa de su gobierno, lo cual fue rechazado por el comandante Kalimán, que hoy goza de libertad en algún lugar seguro.
La ausencia de gente preparada en las instancias representativas, no permite un debate serio sobre estos acontecimientos que ahora están ventilados en el Órgano Judicial, sin credibilidad e independencia política partidaria.

El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.

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