El autor de Robinson Crusoe es el inglés Daniel de Foe (Londres, 1660-1731), hijo de James Foe, un carnicero de Londres. Daniel cambia su nombre a de Foe en 1695 y es un representante del individuo ambicioso de la época. Se casa en 1683 y comercia en calcetería, viaja por Francia, España, Los Países Bajos, Italia y Alemania. Diside temprano de la religión anglicana y sus escritos en panfletos son incansables y por largo tiempo. Su libro, El inglés genuino (1701), es una defensa de Guillermo III; su disidencia religiosa le significó cárcel; lo rescata el político H. Harley para emplearlo en política. De 1694 a 1713 escribe y publica una revista de asuntos europeos. Cerca a los 60 años empieza a escribir novelas: en 1719 publica La vida de aventuras extrañas y sorprendentes de Robinson Crusoe, y su éxito hizo que le siguieran dos secuelas: Mol Flanders (1722) que retrata la sociedad inglesa. El año de la peste (1722) en torno a la epidemia que sufrió Londres. Escribió 6 novelas más. Es considerado el iniciador de la novela inglesa. La cuestión es ¿será posible que de Foe hubiese escrito el Robinson Crusoe luego de leer un antecedente árabe?
En el libro de próxima aparición, Reapertura de la mente musulmana: una vuelta a la razón, libertad y tolerancia, el escritor Mustafa Akyol postula que, en 1708, el estudioso orientalista de la U. de Cambridge, Simon Ockley, traduce la novela del Siglo XII escrita en árabe: Hayy ibn Yaqzan que significa Con vida, el hijo del despierto, del autor andaluz Abu Bakr Muhammad Ibn Tufayl. El crítico inglés, M. Wainwright, opina que “las huellas de Ibn Tufay se ven en la gran novela clásica.” Akyol, que ha leído el libro de Ibn Tufayl, dice que se trata de la historia de Hayy, un muchacho que crece solo, con animales, en una isla desértica, evaluando y analizando el devenir del mundo natural, explora su lógica y hasta conforma una teología natural, y otra del origen del universo basada en un sentido ético que enaltece el mundo animal. Se vuelve vegetariano, aunque su sentido de preservación de las plantas hace que cuide especialmente de sus semillas.
Hayy deja la isla y visita una sociedad religiosa donde se da cuenta de que la religión y la razón son compatibles y complementarias, aunque observa que cierta gente religiosa acaso sea grosera e incluso hipócrita. Regresa a su isla donde había descubierto a Dios, y desarrolla sus acepciones de verdad, moral y ética basándose en sus observaciones y razonamientos. El mensaje de Ibn Tufay es revolucionario para su época: que la religión es una vía hacia la verdad, pero no es la única vía. El hombre ha sido consagrado con revelaciones divinas, con razón y conciencia interiores. Se puede ser virtuoso sin religión, o con otra religión.
E. Pockery Jr. traduce el Hayy ibn Yaqzan al latín en 1671, E. Pococky Jr. en 1674 y S. Ockely en 1708 al inglés. Es muy leído. Admiradores del libro, de acuerdo con M. Akyol, son nada menos que notables de la Ilustración como Baruch Spinoza, Gottfried W. Leibniz, y John Locke que abordan la dignidad en una época de conflictos religiosos, guerras y persecuciones sectarias. Una secta protestante, los cuáqueros, adoptaron el Hayy ibn Yaqzan, y su ministro Keith también la traduce al inglés porque resonaba en la creencia cuáquera que cada ser humano posee una luz interior sin importar la fe, género o raza, principios teológicos que resonarían socio-políticamente en la lucha contra la esclavitud, a favor de los derechos de la mujer, et. al. con mucha longanimidad.
Novela del Siglo XII acaso inspiró la novela Robinson Crusoe
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