domingo, septiembre 1, 2024
InicioSeccionesOpinión“Barriga llena, corazón contento”

“Barriga llena, corazón contento”

La política se mueve en función del estómago. “Barriga llena, corazón contento”, canturrearon quienes colmaron sus necesidades más elementales, de subsistencia. Pero expresaron, asimismo, su descontento, cuando la olla se había vaciado, a raíz de los desaciertos gubernamentales. Cuando había subido el precio del pan y era vendido a escondidas. Cuando la crisis había tocado el fondo de sus bolsillos. Entonces no hubo barrera que los detenga.
La carestía de la vida, que se refleja, de una u otra manera, en el elevado costo de los artículos comestibles, ha conspirado, en todos los tiempos, contra la estabilidad política y, particularmente, contra los gobiernos extraviados. Situación que puso en riesgo la convivencia pacífica, que genera entendimiento y productividad. Ha provocado, indudablemente, el deterioro de quienes se hicieron del Poder.
En Bolivia, sin ir muy lejos, se escuchaba el estribillo, de: “el hambre no espera, todos a San Francisco”. En alusión, obviamente, a la política hambreadora de la dictadura que se impuso a partir de 1964, hasta1982. Y ante la escasez y desabastecimiento de alimentos, durante el gobierno de la UDP, presidido por el jefe del MNR-I, Hernán Siles Zuazo, la población, representada por sus instituciones políticas, sindicales y otras, exigía elecciones inmediatas para solucionar ese problema. “¡Ha llegado la hora de la insurrección, la hora de un gobierno obrero campesino!”, decían. Entre tanto, la Central Obrera Boliviana (COB) acosaba con medidas radicales a dicho régimen. La UDP, que, en principio había logrado liderar al pueblo boliviano, perdió credibilidad, por su acción pusilánime. Los proyectos contradictorios que los distintos partidos tenían en el seno de ese organismo, contribuyeron a configurar ese deterioro político. Posiblemente se aparentaba a la torre de Babel. “Y esta es la situación en este momento, muy dura, muy difícil, pero me parece que hay esperanza”, se lamentaba el entonces vicepresidente de la República, Jaime Paz Zamora. Situación social que ha causado, como bien conoce la opinión pública, el acortamiento del mandato constitucional, de un gobierno que había surgido con amplio respaldo popular. Sus concentraciones políticas, con solo los residentes paceños, rebasaban la histórica plaza San Francisco. Entonces no era costumbre contratar a gente del interior.
Juan Lechín Oquendo, a tiempo de alejarse de la máxima organización de los trabajadores, reiteró su posición acerca de ese gobierno que naufragó sin pena ni gloria, manifestando: “el frente de la Unidad Democrática y Popular (UDP), en cuya plataforma de lucha muchos pusieron todas sus esperanzas, resultó el peor gobierno del último medio siglo”.
Hechos que marcaron el desencuentro de los bolivianos. Que empañaron la historia política nacional. Que deberían servirnos de referentes, para sumar esfuerzos. Ahora que la invasión rusa a Ucrania provoca malestar económico mundial. No estamos exentos de sufrir sus funestas consecuencias. En la tarea de salvación nacional, o llámese como quiera, deberán concurrir empleadores y empleados, privados y públicos, sin estigmas de alguna naturaleza. Los discursos que llevan una carga ideológica tan solo nos dividen y alejan del histórico propósito: la unidad nacional.
En suma: nos parece que deberíamos reflexionar, muy seriamente, sobre nuestro destino.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES