domingo, septiembre 1, 2024
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Jeanine Añez: la tonta útil

Cuando la ex mandataria transitoria Jeanine Añez asumió la presidencia del país en noviembre de 2019, tomó el mando presidencial con tres objetivos específicos claros: en primer lugar, pacificar el caos político y social que vivió la Patria en ese entonces, en segundo lugar, renovar a las altas autoridades del Tribunal Supremo Electoral y, en tercer lugar, llamar a nuevas elecciones generales en el plazo de 90 días.
Eso es todo lo que ella debería haber cumplido durante su mandato, sin extralimitarse. Más allá que para su mala suerte sobrevino el problema de la pandemia del covid-19, no faltó el “emborrachamiento” de poder en su entorno presidencial, que le hizo cumplir una mala gestión durante casi un año de gobierno que tuvo.
Ese entorno presidencial que manejó los destinos del país por detrás de ella, estuvo compuesto principalmente por su ministro de Gobierno, Arturo Murillo, ministro de Defensa, Fernando López y su ministro de la Presidencia, Yerko Núñez. Todos ellos ahora están fuera del país, porque simplemente tuvieron más olfato político que la entonces presidenta para abandonar el territorio nacional lo más antes posible, debido a que ya sabían que les esperaba la “guillotina judicial” con el retorno del Movimiento Al Socialismo (MAS) al poder. Situación que no supo ser analizada con criterio cabal por la ahora presa política para seguir el mismo camino.
Aparte de su mala gestión presidencial y problemas de corrupción que tuvo en la compra con sobreprecio en los casos de los respiradores y gases lacrimógenos, corrupción en ENTEL, entre otros casos más, cometió el tremendo y craso error de lanzar su candidatura en enero del 2020 para las elecciones generales de octubre de ese mismo año por impulso de esos sus allegados políticos, haciendo el papel de una tonta útil; para posteriormente seguir cometiendo más yerros al presentarse como candidata a la gobernación del Beni, sin llegar ni siquiera a obtener un 15% de votación, aspecto que la relegó a un tercer lugar.
Está claro que ella no estuvo preparada para manejar la nave del Estado, teniendo en cuenta, además, que no tuvo ni la más mínima sospecha de ocupar ese alto cargo. Su capacidad de don de mando fue rebasada por ese círculo político que la asesoró muy mal durante el tiempo de su mandato. Incluso actores políticos externos, como Fernando Camacho, Carlos Mesa, Samuel Doria Medina, Jorge Quiroga, Rubén Costas, Oscar Ortiz, Luis Revilla entre otros, influenciaron desde afuera en sus decisiones políticas para que tenga tantos traspiés en su gestión.
La pregunta del millón es: ¿ahora qué están haciendo esos políticos por defenderla y que andaban frotándose las manos con sabor a poder cuando ella era presidenta? Simplemente nada. La dejaron abandonada a su suerte y la triste realidad de Jeanine Añez es que ahora está completamente sola. Salvo su hija e hijo y abogada/os que la acompañan en su tremendo calvario político. Esos políticos que la andaban adulando en su momento, ahora la observan de palco como diciendo “ya no nos sirves”.
A instituciones internas y externas, como por ejemplo la iglesia Católica y la Unión Europea, entre otras, que también estuvieron presentes en la reunión en instalaciones de la Universidad Católica Boliviana para mediar y poner solución al grado de conflictividad político y social que vivió el país en las jornadas de noviembre del 2019 y de la cual surgió la alternativa para que Jeanine Añez sea presidenta transitoria, tampoco se las ve pronunciarse con firmeza e insistencia en la actualidad, como haciéndose los de la vista gorda.
Sería lindo que ahora esos políticos oportunistas y que en ese momento le lanzaban “piropos políticos” a Añez Chávez, salgan a las calles junto a sus militantes partidarios y vayan a los predios del Tribunal Superior de Justicia de La Paz –donde se ventila el caso “golpe de Estado II”– para que también hagan vigilia y pidan un juicio justo, paralelamente junto a ese grupo de personas que piden 30 años de cárcel para la ex gobernante.
En el fondo de su alma, cuánto de arrepentimiento habrá en Jeanine Añez, por haber aceptado ser la tonta útil de esos grupos políticos y entes internos y externos que la convencieron para ser la “salvadora” del país en esas jornadas trágicas de octubre y noviembre negros del 2019 que vivimos las/los bolivianas/os. La única esperanza que seguramente tiene la ex autoridad nacional es creer en ese Juez justo que tiene el Derecho divino porque la justicia del Derecho Positivo y que es manejada por el hombre/mujer queda descartada, como es en el caso boliviano.

El autor es Comunicador Social.

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