RECORDEMOS QUE…
La Investigación Científica es un proceso ordenado y sistemático de indagación en el cual, mediante la aplicación rigurosa de un conjunto de métodos y criterios, se persigue el estudio, análisis o indagación en torno a un asunto o tema, con el objetivo subsecuente de aumentar, ampliar o desarrollar el conocimiento que se tiene de este; es decir, que a través de la observación, reflexión, control y medición se puede generar o aportar conocimientos científicos.
Formulación del problema
Una vez hecha la descripción de las circunstancias en las cuales aparecen la dificultad que da origen al problema, viene la elaboración y formulación del mismo. Cuya primera etapa consiste en reducirlo a términos concretos y explícitos. En esta fase la definición es la parte más importante y debe realizarse sobre cada uno de los elementos que se han identificado con el problema la definición consiste en la declaración en forma clara y precisa de los diversos elementos del problema; así que queden bien precisados al igual que sus relaciones mutuas. La formulación presenta el objetivo fundamental del estudio en sus dimensiones exactas, mediante una exposición formalmente explícita, indicando qué información debe obtener el investigador para resolver el problema.
Es preciso tener en cuenta que esta información surge de un análisis previo del problema que contiene los siguientes elementos variables o aspectos principales que intervienen, relaciones entre dichos aspectos y argumentos o teorías que justifican esas relaciones.
El enunciado por medio del cual se plantea inicialmente un problema, puede expresarse de dos maneras: una pregunta, o una exposición o descripción. La forma interrogativa es más simple y directa que la forma descriptiva y se considera muy indicada cuando el problema no requiere de un amplio y complejo enunciado.
La formulación de un problema asume generalmente la forma de una pregunta, de algún interrogante básico cuya respuesta solo se podrá obtener después de realizar la investigación. Determinar con claridad y exactitud tales interrogantes y esencial y difícilmente ´puede exagerarse la importancia de esta tarea, ya que las preguntas no pueden ser de cualquier clase. Si la pregunta es desordenada, imprecisa o poco congruente resultará imposible encontrar una posible solución que sea más clara o menos confusa que ella misma. No en vano se dice que formular correctamente un problema es alcanzar la mitad de su respuesta.
Los problemas de investigación deben plantearse y formularse sobre un trasfondo, deben partir de datos comprobados y deben poder incluirse en un sistema de problemas, para lo cual es forzoso que en su formulación no haya contradicción lógica.
En todo esto, no hay que desestimar que los datos se obtienen a la luz de alguna teoría y con la esperanza de concebir hipótesis. Si la exposición del problema no sugiere hipótesis, el investigador no ha formulado adecuadamente el problema para la investigación.
Por otra parte, al formular el problema se hace su presentación oracional, la cual constituye una síntesis del mismo. Para que la formulación sea correcta se debe presentar el problema de tal manera que su verificación empírica; es decir, su existencia real sea posible.
Al enunciar un problema, se debe también ofrecer definiciones adecuadas de los conceptos que están utilizando. Deben evitarse objetivos muy generales y en el caso de enunciar los objetivos específicos, deben estar estrechamente relacionados entre sí, al igual que con el objetivo general.
Formulación del problema central y los problemas conexos a la investigación
Durante el proceso de planteamientos preliminares, el problema del conocimiento se ha ido desplegando en un conjunto amplio y crecientemente preciso de interrogantes, la culminación de esa exploración consiste precisamente en la formulación científica del problema.
Por una parte, formulación científica es aquella que ha sido examinada en la perspectiva de su potencia heurística; es decir, aquella que orienta de una manera más productiva la dirección de la búsqueda. Por otra parte, formulación científica es aquella cuyas interrogaciones explicitan todos sus elementos relevantes y las condiciones en que podrán ser solucionadas.
Un problema queda rigurosamente formulado cuando se explicitan las relaciones específicas en las que él se torna más potente para producir la respuesta. Asimismo, el problema queda formulado cuando se logra expresar mediante fórmulas que exponen en detalle cuáles son los hechos, nexos o procesos que siguen siendo aún desconocidos, contradictorios o paradójicos en un cierto campo de objetos.
Importancia de la pregunta en la formulación de un problema de investigación
Las mayorías de las veces las investigaciones se inician con preguntas, pero lo difícil es hacer buenas preguntas de investigación. Estas deben tener dos características: que se puedan contestar y que aporten algo nuevo con una respuesta.
Cualquiera que sea la naturaleza de un problema puede distinguirse en él, entre otros aspectos, el acto de preguntar como aspecto puramente psicológico y la expresión del problema mediante un conjunto de sentencias interrogativas como aspecto lingüístico.
Partiendo del supuesto de que un problema es una interrogante; o sea, un hacer preguntas sobre muchos aspectos que se desea conocer, los investigadores y los científicos acostumbran a reducir las formas y los procedimientos para formular y resolver un problema al arte de arte de preguntar y responder preguntas. Algunos llegan a confundir el problema con la pregunta, olvidando que el primero es el objeto de la investigación y la pregunta uno de los medios para alcanzar los fines propuestos. De ahí surge la idea de que todo problema debe ser inevitablemente una pregunta y debe reducirse a ella. Aunque se olvida que en la práctica el problema ano siempre es una pregunta.
En cada problema existen numerosos interrogantes explícitos e implícitos, además de numerosos antecedentes e información que sirve para condicionar y orientar el curso de un estudio y como consecuencia, la solución del problema. Así pues, el carácter interrogativo y el acto de preguntar es de enorme utilidad en el momento en que se enuncia o se propone una alternativa de problema.
Un problema se genera en función proposicional a la que se le aplica el operador “?”, y no hay que olvidar que no se puede lograr respuestas determinadas sino se formulan preguntas también determinadas. Ha de tenerse en cuenta la invalidez de los problemas de decisión; es decir, aquellos cuya solución es un simple “Sí” o un simple “No”, este tipo de problemas son casos especiales sobre individuos o circunstancias. Un problema puede estar bien formulado, pero tener un fondo vagamente indicado o defectuoso ya que puede ser falso en un sistema y verdadero en otro.
El solo plantear presupone nuestra propia existencia y el preguntar acerca de las cosas presupone, por lo menos, la posibilidad de que existan y la posibilidad de que las conozcamos en alguna medida. Como no hay pregunta sin un trasfondo y como este puede constar de falsedad o de ideas debatibles, la aceptación ingenua de una pregunta sin examinar su trasfondo no tiene más valor que la aceptación ingenua de una respuesta sin examinar su fundamento.
La concepción defectuosa de una pregunta puede lanzar la investigación por una vía estéril. La pregunta origina la investigación, y, por tanto, ninguna investigación puede partir de la nada. La pregunta fija el camino para iniciar la búsqueda bibliográfica, ayuda a escoger sistemas y técnicas para la toma de datos y dice cuáles hay que tomar, considerando la pertinencia y la relevancia; dado el alcance de la investigación, o sus límites. Con respecto a este último, lo más frecuente es encontrarse en alguno de estos dos casos:
1 Se tiene muy pocos datos, lo cual exige complementar la información o buscar una solución aproximada.
2 Se tiene demasiados datos a la luz de las nuevas hipótesis o teorías.