jueves, septiembre 5, 2024
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Trabajar acrecienta virtudes y fortalece a las personas

Como nunca en la historia, el mundo ha sufrido los embates de un mal como el coronavirus, que masivamente atacó a la mayoría de los países, causándoles numerosas víctimas. El virus cobró miles de vidas, hirió a muchos, causó la internación hospitalaria de miles de personas; los contagios se han contado por millones y el temor a contraer la grave enfermedad ha dislocado totalmente la vida de los países y ha dado lugar a que se pierdan muchas oportunidades de trabajar, evitando que jóvenes y adultos encuentren lo que, persistentemente, buscan en los últimos dos años. Tiempo que podía haber sido decisivo para el desarrollo de muchas naciones pequeñas sumidas en la pobreza; dos años que han sido perdidos por niños y jóvenes que dejaron de estudiar o lo hicieron a medias con el sistema virtual que nunca se iguala al presencial. En fin, niños, jóvenes y adultos que aún pueden dar mucho al país.
El mundo ha perdido mucho y aún más los países pobres, como los del tercer mundo –al margen de lo que ocurre en el cuarto mundo cuya situación es desesperadamente dramática– que, en casos, están en extrema pobreza y si a ello se debe añadir las secuelas de la guerra, es más difícil sobrellevar lo que a diario pasa.
Para todos, la carencia de trabajo ha resultado ser otro virus que sume en el sufrimiento a millones de personas y por más remedios que se busca, no es posible satisfacer a quienes buscan afanosamente ocupar su tiempo en un trabajo, dedicar sus habilidades profesionales y condiciones para producir y servir a la sociedad. Pero no se encuentra actividades para satisfacer necesidades que son vitales para la vida de la mayoría de los habitantes del mundo.
Hay mucho que atender, cumplir y, para hacer frente a todo lo proyectado, adquiere mucho cuerpo el compromiso de vencer las dificultades mediante el trabajo conjunto. Solo así es posible salir de tal situación, bajo el principio de que se hizo lo debido en paz y tranquilidad, por lo que, con mayor motivo, se debe trabajar para mejorar todo lo que se hacía antes y ampliarlo en todo sentido para alcanzar más éxitos de los señalados originalmente. Si para hacer lo impuesto había que emplear mucha energía y voluntad, para rehacerlo cuando se destruye, el esfuerzo a realizar debe ser significativo y redoblado porque no solo se trata de reemplazar lo perdido, sino de hacerlo más grande, fuerte y consistente, con miras a lograr buenos resultados. El trabajo, de la índole que fuere, fortalece y perfecciona las condiciones físicas, además de fortificar la capacidad mental del ser humano.

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