miércoles, septiembre 4, 2024
InicioSeccionesOpiniónUna gestión racional del poder

Una gestión racional del poder

El Poder de Estado encuentra en la voluntad dominante de toda la Nación, la justificación de su existencia y el motivo de las prerrogativas que él ejerce. Si aquella voluntad viene de un partido político –como el MAS pretende a 20 de junio de 2022– la gestión que emprende el gobierno volaría en pedazos.

LOS ÓRGANOS DEL ESTADO
Básicamente son tres los poderes políticos, el Ejecutivo, el Parlamento (esencialmente temporales) y uno el Judicial, de naturaleza especial. En la realidad boliviana los poderes u órganos políticos aparecen enteramente subordinados a las exigencias frecuentemente contradictorias y apasionadas que presentan las reacciones populares y también del propio gobierno. Estas reacciones populares no le confieren al gobierno ni siquiera la posibilidad de manejarse con sus colaboradores, las secretarías de Estado (competencias técnicas necesarias).
Por otra parte, con la actitud del MAS que se percibe también, el origen sociológico del Poder y su legitimidad no es suficiente para equilibrar la labor que le incumbe. Aquella fuerza en movimiento (el MAS), no le confiere ni las competencias técnicas necesarias al gobierno, lo que puede ocasionar la presencia de un súper poder que sesione cada tres meses para ver cómo marcha la gestión gubernamental.

LA REALIDAD QUE SE AVECINA
No se puede admitir que el bienestar presente y el progreso en el futuro dependa íntegramente de un partido político; ya que el Soberano ha aprobado un Programa de Gobierno y los hombres que deben realizarlo.
Consiguientemente, el Estado cumple una función, donde el objetivo y su estilo están determinados por reglas objetivas, sin las cuales no podría subsistir. A partir de la función política que comprende todas las funciones sociales, se impone una disciplina que todos los comportamientos individuales deben cumplir. No es conveniente, menos aconsejable abandonar el cuadro jurídico, por el simple juego de impulsos momentáneos que vienen de fuerzas exteriores que representan, sobre todo, visiones fragmentadas de la realidad.
En el Estado de derecho existe una Ley interna, la Constitución, que establece cómo debe funcionar el Estado, sin usurpar las funciones que tiene cada Poder del Estado. Y esta ley que procede del Pueblo no es del humor de un Partido o de una clase que determina su contenido. Los imperativos del Estado surgen y vienen del conocimiento de los mecanismos donde el Estado es requerido. En consecuencia, la cuestión es saber qué se hace y no quién quiere hacer las cosas. Colocados en esos términos los problemas políticos, se excluyen los conflictos de legitimidad.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES