martes, julio 23, 2024
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La nacionalidad frente a un súper Estado

A mediados del siglo pasado se denunció que el país estaba gobernado por un súper Estado que dirigía la economía y la política, designaba altas autoridades nacionales, ministros de Estado, diputados, senadores, magistrados de la Corte Suprema de Justicia e inclusive jueces ordinarios y funcionarios de mínima jerarquía, de tal forma que todos los mecanismos estatales estaban bajo su control y a su servicio. En síntesis, esa denuncia señalaba que los tres poderes del Estado estaban a merced de las órdenes directas o indirectas de ese súper poder y el Estado boliviano era un aparato al servicio e intereses plutocráticos externos y no para los ciudadanos bolivianos.
La versión en ese sentido removió la conciencia pública y, lógicamente, pudo hacer que ese súper Estado plutocrático pierda sus poderes y el pueblo boliviano recupere su propio Estado y que ningún poder esté por encima de sus decisiones y su soberanía.
Empero, ese estado de cosas de carácter colonial se derrumbó como un castillo de arena y el pueblo boliviano tuvo la seguridad de que una súper estatal nunca más volvería a producirse y los mismos bolivianos manejarían los poderes públicos y conducirían la nave del Estado, de acuerdo con sus propios intereses, respetabilidad, honradez y la seguridad de que serían dueños de su propio destino.
Sin embargo, pese a esa solemne declaración, han surgido increíbles informaciones, en sentido de que el país está siguiendo un camino contrario al principio de independencia nacional y que en el trópico de Cochabamba está funcionando un aparato de grandes proyecciones, con influencia en mecanismos del Estado Plurinacional, lo que es algo increíble. Si no han negado la denuncia, las autoridades nacionales no deberían tardar en hacerlo, en beneficio de la dignidad nacional y de los mismos funcionarios del Estado.
Así mismo, partidos políticos diversos, que afirman ser representantes de los intereses de sus representados, tienen la obligación –como están haciendo algunos medios de comunicación– de demandar que se ponga en claro esa versión que atenta contra el orgullo nacional.

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