martes, julio 23, 2024
InicioSeccionesOpiniónVigencia del ideario liberal

Vigencia del ideario liberal

El liberalismo tiene su origen en la antigua Grecia, como toda la cultura de occidente, y es que el liberalismo es la expresión de las ideas de la libertad en sentido general, dentro de la que están todas las libertades que otorgan las leyes y la razón a los seres humanos. Desde el punto de vista filosófico (ius naturalis), el ser humano nace con unos derechos naturales que le son inherentes como un producto de la naturaleza, derechos de vivir, alimentarse, reproducirse, desarrollarse naturalmente y otros.
Como una corriente filosófico-política se desarrolló luego de la Edad Media, aunque ya antes algunos filósofos propusieron ideas liberales. Como ideario político fue en la Revolución Francesa que adquirió su carácter de ideología, basada precisamente en un conjunto de principios que garantizan las libertades del ser humano y antes en la Revolución norteamericana de 1776 (Declaración de Independencia) y su Constitución de 1787.
En nuestro país el liberalismo llegó con alrededor de 80 años más tarde que fueran proclamados en la Declaración del Hombre y el Ciudadano en 1789 en la Francia revolucionaria, y fue el coronel Eliodoro Camacho que firmó el documento donde se expone el ideario del Partido Liberal, en un discurso pronunciado el 2 de diciembre de 1885, y dice: “El liberalismo que proclamamos es el que dio gloriosa existencia a la gran República Americana. Los principios que sustenta la escuela liberal se cifran en los derechos del individuo, que amparan la vida, la libertad, el honor y la propiedad del hombre, en la soberanía del pueblo, el sufragio popular consciente, la concentración y unidad política, la tolerancia de opiniones, la instrucción obligatoria y gratuita para el pueblo por el Estado, la libertad de asociación, la libertad de trabajo, la inviolabilidad de la conciencia, etc.”.
La libertad que propone el liberalismo no es absoluta, está limitada por la ley y los derechos del prójimo. El discurso del Partido Liberal boliviano prosigue y dice que: “los derechos del hombre están amparados en leyes justas y deben ejecutadas por funcionarios probos (…), por eso el derecho electoral es el magno, pues solo mediante él puede hallarse al legislador sabio, al juez íntegro y al mandatario ilustrado que los pueblos demandan para su prosperidad (…). De aquí que el hombre tiene derecho a reclamar contra las tergiversaciones o fraudes que pudieran falsear la pureza o verdad del sufragio(…). Ninguna reforma política o social puede plantearse mientras la idea no constituya opinión mayoritaria (…), hay que empezar por modificar las condiciones intelectuales y morales de la sociedad, instruyendo y educando a su juventud, principalmente la de las masas inferiores en las sanas doctrinas liberales (…). Para el liberalismo, la política y la moral son dos ciencias hermanas, la moral hace al hombre de bien y la política al buen ciudadano. Por eso una sana política debe atender, y ha tenido siempre, a hacer a los hombres los mejores posibles. Sólo con sociedad moral pueden realizarse las instituciones libres (…). La virtud es la base de las Repúblicas, dijo Montesquieu”.
El planteamiento liberal que se ha extendido por todo el mundo exalta las libertades del individuo, que el poder político debe proteger y garantizar, entre éstas la libertad de trabajo en función de la propiedad privada, por eso se ha establecido la “libre empresa”, que ha sido la base del desarrollo de los países más aventajados del mundo. La igualdad de todos los individuos ante la ley es otro principio del liberalismo, que ha dado lugar a la lucha para superar las diferencias de género, sexo, étnicas, religiosas, etc.
El liberalismo propone la política de los principios y no de los intereses particulares, la voluntad popular como origen del poder, y la limitación del mismo; la publicidad de todos los actos de gobierno y la responsabilidad de los funcionarios de todo nivel. En resumen, proclama “más libertad y menos gobierno”.
La democracia liberal está precisamente basada en la filosofía de las libertades y sus principios y tiene, por supuesto, al frente las corrientes autoritarias del socialismo-comunista, el fascismo y el populismo, que exaltan el poder de unos pocos, el colectivismo sobre el individuo, el estatismo que absorbe y controla todo y el régimen de sometimiento del pueblo a los dictados de un tirano.
La democracia y la libertad son dos principios que están íntimamente unidos, pues si no hay libertad no hay democracia, y en pleno Siglo XXI seguimos luchando en el mundo para lograr una sociedad libre.

El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.

ARTÍCULOS RELACIONADOS
- Advertisment -

MÁS POPULARES