viernes, septiembre 27, 2024
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Seguridad vial: rol preventivo implica a otras instancias

La seguridad vial es una garantía de amparo, asumiendo las medidas necesarias para proteger los derechos fundamentales de las personas, como: el derecho a la libertad, a la vida, a la salud, a la seguridad personal y a la libre circulación. Por ende, lo que está en juego requiere un nuevo paradigma que aborde la complejidad de la problemática de forma transversal e interdisciplinaria. Botero (2014) la define como aquella disciplina que estudia los factores de riesgos a los que pueden estar sometidas las personas cuando se desplazan (en medios propios o en vehículos) y con cualquier finalidad (laborales, lúdicos o sociales).
En pasados días la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó el Plan Mundial para el Segundo Decenio de Acción, con el objetivo de reducir en un 50% para 2030 las muertes y traumatismos graves provocados por el tránsito. La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró en su resolución 74/299 el Decenio de Acción para la Seguridad Vial 2021-2030, considerando que los siniestros de tránsito causan casi 1,3 millones de defunciones prevenibles y unos 50 millones de traumatismos por año. Son la principal causa de muerte de niños y jóvenes en el mundo.
Entre 2010 y 2019, en Bolivia 13.788 personas perdieron la vida por un accidente de tránsito, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto significa que cada cuatro días muere una persona por accidentes en el país. Como un acto de conmemoración, el tercer domingo de noviembre se recuerda el Día Mundial en Recuerdo de las Víctimas Viales.
La OMS da cuenta que el exceso de velocidad, el cansancio de los conductores, no utilizar cinturones de seguridad, cascos, o elementos de retención infantil y la conducción bajo los efectos de alcohol son los principales factores de muertes y traumatismos en el tránsito. De acuerdo con estadísticas presentadas por el Observatorio de Seguridad Ciudadana, 80% de los accidentes de tránsito se produce por imprudencia del conductor.
Ahora bien, la Seguridad Vial no es solo una cuestión de cifras, porque cada indicador implica un niño huérfano, una joven truncada en su futuro prometedor o una persona lisiada de por vida, además de problemas económicos en familias.
Cambiar la seguridad vial no solo implica mejorar el estado de rutas y caminos; ajustar los límites de velocidad y/o hacer más efectivas las medidas de seguridad de motos y automóviles. Conlleva, además, reforzar y modernizar contenidos preventivos en el sistema educativo y trazar una estrategia que también contemple la estrecha relación que hay entre los accidentes de tránsito, los consumos problemáticos y las adicciones.
Por ello se evidencia la gran necesidad de conocer y aplicar a diario buenas prácticas en Seguridad Vial, como conducir con prudencia, mirar a los lados antes de cruzar la calle, conocer y respetar las señales de tránsito, conocer los posibles peligros que existen. Pero también conociendo nuestros deberes y derechos como ciudadanos, podremos tomar precauciones que nos lleven a la generación de hábitos y actitudes que disminuyan las alarmantes cifras de accidentes de tránsito, también en nuestras ciudades.

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