martes, septiembre 3, 2024
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Su Majestad, la “Ley del Embudo”

En algún diálogo casual con destacados (y de los otros) señores abogados, egresados de universidades estatales y privadas, que ostentan diplomas que acreditan doctorados, masterados y otras especialidades jurídicas, todos ellos comentan sobre el contenido de materias que tuvieron que estudiar y aprobar para el ejercicio público de sus profesiones: Derecho Romano, Laboral, Internacional, Deontología, Criminología y hasta Ética Profesional (je, je, je).
Realmente es admirable la lista de materias que un estudiante de leyes tiene que aprobar para obtener su título.

CHICANERÍO
Entonces, el ciudadano inocente, ingenuo y candoroso, está seguro de encontrarse frente a profesionales dotados de grandes conocimientos y enorme sabiduría; virtudes que, en el desarrollo de su trabajo, serán aplicadas para impartir la tan mentada (y esquiva) justicia.
Pero (cuándo no), por todo lo que hemos visto y oído en la realidad, muchos de esos pomposos conocimientos no son aplicados (no y no) en la administración pública de la justicia. Y es entonces también, cuando aparecen los denominados burlonamente como abogados prevaricadores, chicaneros, “vivos”, chanchulleros, etc.
Estas apreciaciones pueden ser comprobadas cotidianamente hasta el cansancio, a tal extremo de que ya parecen algo normal en la existencia de nuestro folklórico país.

“LEY DEL EMBUDO”
Aquí viene la curiosidad y el motivo de este comentario: precisamente la única “ley” que no existe en ningún texto, no es estudiada, analizada cuidadosamente, ni comentada en voluminosos y lujosos libros, es nada menos y nada más que la famosa “Ley del Embudo”. Ella es aplicada “impajaritablemente” aquí y en otros países del mundo, especialmente en los denominados “libres de imperialismos.”
El contenido de esta “ley” no está escrito manualmente con tinta china, signos góticos ni letras de imprenta, pero es utilizada “sagradamente” en diferente forma para unos y otros como el mismísimo embudo metálico: ancho para “los de arriba” y angosto para “los de abajo” (que no tienen la “mosca” o no son de “la línea”).

DANZA DE “VERDES”
Todo lo aquí comentado, siempre ha ocurrido y seguirá ocurriendo “por los siglos de los siglos”, amén.
Los que están en el Poder aplastan con esa “ley” a “los de abajo” y la aplican por el motivo más insospechado y hasta recontra buscado (tres pies al gato).
Vemos todos los días cómo son apresados, sentenciados y encarcelados los que denuncian hechos de corrupción administrativa y no así los verdaderos responsables de hechos dolosos.
En delitos donde hay millonaria danza de billetes “verdes” con la imagen de Jorge Washington, sólo son declarados culpables los “peces chicos”, porque para los “peces grandes” todavía no han sido inventados anzuelos adecuados. Y si hay… ¡qué va a haber!

PARADOJAS
Es ahí cuando surgen las contradicciones en la aplicación de la justicia. Los ingenuos e inocentes denunciantes de negociados son declarados culpables; y los realmente culpables de estafas al Estado, son declarados inocentes y hasta “premiados” con otros y mejores cargos públicos.

OTROSÍ
Por todos esos antecedentes…

Dijo un observador agudo:
“contra la Ley del Embudo,
hasta ahora nadie pudo”.

El autor es dibujante, escritor y periodista.

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