domingo, agosto 4, 2024
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Sin unidad ni capacidad es inútil enfrentar problemas

Aunque numerosos problemas no los enfrenta directamente la población, hay hechos que influyen en demasía en el comportamiento de muchas autoridades que no muestran coherencia y decisión que debe existir en todos sus miembros. Lo cierto es que la solución de dificultades tiene que ser encarada mediante acuerdo pleno de gabinete y hasta con intervención directa de entidades que tengan que ver con el caso, con miras a evitar situaciones difíciles en el futuro inmediato. El país es entidad homogénea y sus autoridades deben actuar al unísono de ello; de otro modo, diferencias o discrepancias pueden ocasionar problemas que, luego, impidan una debida realización.

Hay ocasiones en las que determinados detalles muestran desacuerdos cuando hay convicción clara en el gabinete, no así en “el partido” que, según quien gobierne, debe tener acción importante. Si el partido que está en el poder no entiende que su función es particularmente de asesoramiento y ayuda consejera de las autoridades, y se pretende que tenga funciones decisorias, todo puede tender al fracaso. Y es que “el partido” no gobierna, solo aconseja, asesora, no tiene autoridad alguna y ninguno de sus miembros puede mostrar diferencias sustanciales que hagan variar la conducta o decisión gubernamental.

Unidad, coherencia y respeto por las decisiones gubernamentales tienen que ser normas que debe cumplir el partido y, si las diferencias son importantes, hacerlas notar al ministro del área, para que éste las haga conocer en el seno del gabinete, que deberá examinar y decidir lo más conveniente. en consulta y decisión del Presidente, no convienen acciones unilaterales o actitudes que signifiquen tener autoridad sobre el gobierno. El gobierno es de la nación y sus miembros han sido elegidos por el Presidente; en cambio, “el partido” debe cumplir simples labores de asesoramiento.

Es importante, pues, que el propio Primer Mandatario, conjuntamente las cabezas partidarias, se pongan cada uno en el plano de sus competencias: uno es el gobierno, cabeza de todo, y otra muy diferente, “el partido”, cuya labor debe ser simple, ocasional y circunstancial.

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